lunes, 2 de junio de 2008
carta abierta a mi amigo fulano.
Ayer me junté con dos tipos, abogados ellos, en un bar muy pintorezco frente al paseo de las artes.
Rodeados de tazas de café con leche, tostados y tortas de chocolate, espiabamos chicas lindas por el visor de un submarino mientras hablabamos de las cosas que nos pasan o que quisiéramos que nos pasen (mi blog siempre hizo covers de tu blog).
Cuando les conté que el viernes nuestra pieza ganó el gran prix, les dije que en realidad para mí había avisos mejores, aunque eso no le quitaba legitimidad al gran premio, porque estoy convencido que el de elegir es el más subjetivo y falible de todos los actos de la vida.
Hay dos aspectos de esta pieza que tienen mucho que ver con nosotros y que hacen que me sienta verdaderamente orgulloso del reconocimiento obtenido, por más simple que sea (porque tampoco nos la vamos a creer).
Uno es que a esa pieza no la pidió nadie, sino que la propusimos.
El otro es el porqué de esa propuesta.
Cualquiera diría que una pieza propuesta es una pieza que está hecha para buscar un premio. Cualquiera diría eso, pero vos y yo sabemos que buscaba otra cosa.
Buscaba tratar de hacer algo por alguien, o alguienes.
Con esa pieza, como con muchas otras, nos expresamos.
Con esa pieza mandamos a cagar aquel momento de angustia laboral y también aprovechamos un espacio para decirle gracias a las abuelas por ser un ejemplo.
Esa pieza nos hizo un poco más amigos de lo que ya éramos.
Ganamos, carajo.
Un abrazo.
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1 comentario:
Salud amigo. Que la gilada se mate por los premios. Que se mate nomás.
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