miércoles, 13 de febrero de 2008

Besito de buenas noches para Rosicky




Era un partido peleado, disputado.
El vino estaba ricazo y chamo preparaba el fernet.
Tiro libre para el inter en ¾ de cancha, cuando el reloj marcaba el minuto 87. El 87 en la jerga quinielera significa “los piojos”. Presentí algo bueno.
Adriano acomodó el balón y, debo admitirlo, miró mi copa.
Si, en serio, miró mi copa, que estaba apoyada en la mesita ratona del living de mi casa.
Adriano gusta de las bebidas, no me voy a poner colorado para decirlo. Pero también gusta del buen fútbol. Hay una gran diferencia entre fútbol y fulbito.
Enorme diferencia.
Yo creo que, justamente, la diferencia entre el inter y el arsenal es la diferencia entre el fútbol y el fulbito.
La cosa es q el brazuca acomodó la número cinco y lo buscó con la mirada a crespito.
Es contento adriano.
Mi copa de tinto en ese momento representaba su copa del mundo.
El diez acaració el esférico y en el borde del área, valdanito la paró de espaldas al arco. En el giro dejó desparramado a su marcador y apenas después de que picara, le pegó un bombazo inatajable que dejó sin reacción al número uno.
Ay rosicky!
La pantalla no me mostró tu rostro en ese momento, pero supongo habrá sido el mismo que el de coca. Desazón, pena, tristeza, angustia.
Chamo abrió la boca incrédulo y el pelado sonrió, como si le dieran un besito de las buenas noches para dar lugar a un sueño de golazos clandestinos.
El partido apenas se reanudó unos segundos, hasta que el árbitro pitó 3 veces con energía y señaló el centro del campo.
El inter se consagraba campeón y el fotógrafo, para conseguir esta foto, corrió algunos metros esquivando lágrimas y camisetas albirrojas.
Cuentan algunos que en el túnel, camino al vestuario, rosicky se acercó a pedirle la casaca a adriano.
Me hubiese gustado ver la cara del frustrado número 7 del arsenal cuando el brasilero del inter lo miró, le hizo un gesto compasivo y le dijo: “disculpame, pibe… la tengo prometida”.

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