jueves, 10 de abril de 2008

una nota que copié de clarín.



Soles es una ONG con siete años de vida que se dedica a ayudar a niños oncológicos en el Hospital Santísima Trinidad de la Ciudad de Córdoba.

Cuenta con sesenta voluntarios que trabajan de lunes a lunes ad honórem y atienden chicos que van de cero a diecisiete años.


¿Qué hacen?

Juegan con ellos, les leen cuentos, miran películas, charlan, se disfrazan y hasta les festejan los cumpleaños. Lo mismo hacen con los padres.

"Es muy duro para ellos tener que enfrentar la enfermedad de sus hijos, por eso les brindamos apoyo y contención, para que no se sientan tan solos. Y por la noche les damos una ración de comida, ya que el hospital sólo les da de comer a los nenes", comenta a Clarín.com Betiana Decarlini (25), Licenciada en Relaciones Públicas, y encargada del área prensa y difusión de la ONG.

La mayoría de los padres son personas de muy bajos recursos que vienen de otras provincias y que muchas veces lo único que comen en todo el día es esa ración de alimento.

Días atrás la ONG estaba con la soga al cuello. No les quedaba dinero ni comida para asistir a los chicos enfermos ni a sus padres. Ese día, como por obra del cielo, Gonzalo Maroa los llamó desde Buenos Aires ofreciéndose para ayudarlos en todo lo que necesitaran. "Cubrió la mayoría de nuestras necesidades: compró comida, catres, colchones... Le estamos infinitamente agradecidos", cuenta Decarlini.



Los catres y los colchones son para los papás que no pueden pagarse un cuarto de hotel durante el tiempo que sus hijos deben permanecer en el hospital que, en algunos casos, es bastante extenso.

Soles alquila una pequeña casita que sólo tiene lugar para que duerman entre cinco y siete adultos. "Pero la realidad es que siempre son muchos más", aclara Decarlini. Y agrega: "Por eso, nuestra necesidad primordial es poder tener una casa más grande para poder albergar a todos los papás y poder armar una sala de juegos más grande, con espacio para que los chicos puedan distenderse y jugar".

A cada niño que entra en remisión -que es la etapa de curación- le hacen una fiesta, con torta, globos y regalos. Incluso, hay nenas que cumplieron los quince dentro del hospital, y a ellas les hacen un festejo especial.

La edad de los pequeños pacientes es muy variada. Hubo desde niños que nacieron con una masa tumoral de varios centímetros que tuvieron que ser operados a la brevedad, hasta adolescentes que hoy se encuentran en remisión, como Yanina, Matías, Carlos y Silvio. Este último, que tiene 17 años, quiere estudiar medicina en Córdoba y ser voluntario de Soles para darle fuerza y ánimo a los nenes que padecen cáncer.


Pero no todas las historias tienen el mismo desarrollo.

Es muy duro cuando fallece alguno de los chicos porque los otros notan su ausencia y se angustian. Cuando eso pasa, al otro día los voluntarios de la organización inventan cualquier motivo para hacer una fiesta. "Porque además, ese nene dejó de sufrir, y estoy segura que todos los que se fueron están mil veces mejor, en un lugar más lindo y más digno. Pasaron por acá para ser maestros de vida, tanto para sus padres como para nosotros", reflexiona Betiana, quien además explica que el vínculo que la ONG genera con los padres es muy fuerte, y que continúa aunque sus hijos ya no estén.


Soles se mantiene con aportes de particulares, no recibe ayuda económica del Estado Nacional ni de la Gobernación. Decarlini cuenta que muchas veces es de los negocios pequeños y de las personas más humildes de donde proviene la ayuda. Hace unos días recibieron el llamado de un profesor de una escuela rural ofreciéndoles ayuda . El hombre de 70 años, había leído en un diario local la tarea que realizan. "¿Podés creerlo? Él debe tener mil quinientas necesidades más que nosotros", cuenta sorprendida Decarlini. En la ONG, cada vez creen más en los actos individuales que crean puentes de ayuda, en las manos que van entrelazando otras manos... en los pequeños y grandes milagros. Betiana nunca se va a olvidar de Pablito Ramírez, un nene de diez años, enfermo de cáncer, con un diagnóstico terminal. "¿Vos te creés que en algún momento se dio por vencido? Decía que creía en Dios, y que Dios iba a hacer lo mejor para él. Y siempre que entrábamos a verlo nos esperaba con una sonrisa, no quería que nadie llorara", recuerda Betiana. "Él se lleva mi admiración y respeto, nunca vi una persona con tantas ganas de vivir. Nos dio una gran enseñanza a todos", concluye la Licenciada.


de Magela Demarco, para Clarín.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo tambien vi la nota...pero en el noticiero y no falto que yo con toda mi alegria... le comentara a la gente lo que habia sucedido ...y me dijeran ....seguro que es una empresa que quiere descargar ganancias, iva y me nombraron mil palabras que nada tenian que ver con la accion tan hermosa...
gachu enojada