miércoles, 26 de diciembre de 2007

la fiesta de la agencia.


La fiesta de la agencia fue un fiestón.
Yo creo que este equipo es una verdadera familia, con todos sus condimentos. Está el padre, el abuelo, la abuela. Están los hermanos que son amigos y también los que no se aguantan. Está el primo que le tiene ganas a la prima (y viceversa, porqué no?), el tío solterón, el amargo, el divertido.
Hay celos, preferidos, broncas, secretos, de todo hay.
Como cada fin de año, nos juntamos y hacemos una fiesta, y digo que nos juntamos porque durante 12 largos meses, compartimos la misma casa, pero juntos no estamos.
Esta vez el papelón fue en cruz y yo creo que mantuvimos el prestigio de ser la agencia más borracha de córdoba. Hubo una rica cena, que siempre es como el primer round de las grandes peleas, ese que sirve de estudio, de mirar cómo viene la mano y empezar a adivinar el desenlace. Un brindis con excelentes premios, una foto grupal y el paso del restaurante al boliche, que es como cortar la cinta de la inauguración de una obra pública para dar lugar al desacato total.
No faltó el desequilibrio de un nino emocionado y pendenciero, el baile característico de la enana, el martu amando su vida, la pame amando su fernet. El mati salas que se sentía en su barco y becher que abastecía de champaña al grupo. De todo hubo.
Un acoso masivo a la ceci, un jefe alcoholizado y afectuoso, un intento de expulsión y más de una lágrima de despedida.
Yo, un poco triste, un poco contento, un poco fresco y un poco bebido, los miraba a todos con ternura, sabiendo que la vida sigue y preguntándome qué nos deparará.
Sinceramente, no puedo imaginar la próxima fiesta de fin de año.
Y eso está bueno.

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