la publicidad de fiesta.

El viernes fue la fiesta de la publicidad.
Todos los años se hace esa fiesta, a la que van sujetos de todas las agencias y algunos allegados. Yo creo que la nuestra es la gente que más asco da, la que no le incumbe la gilada. Me animo a decir que la nuestra es la mejor gente del mundillo, sin desmerecer a amibus de otras agencias que también son muy piolas y cero caretas.
La previa fue lo más mejor de la noche: asadazo en lo del mati salas.
Jo.
Los asadazos en lo del mati salas no son asadazos cualquiera. Son asadazos hechos por un anfitrión de primera, un personaje que va a poner un barco a nuestra disposición cuando ganemos el gordo y es más, estoy seguro que cuando se lo hundamos no se va a enojar. Va a mirar sorprendido, se va agarrar la cabeza dos segundos y al tercero va a decir “hay que tomar un champán en honor al barco que se hundió”. Él todavía no sabe que le vamos a hundir el barco porque no lee este blog, así que no le digan nada.
La cosa es que en el asado comenzamos a despedir a gente muy pero muy muy querida: el nino y fulano, que están hace mucho y la ceci, que estuvo poquito tiempo pero se ganó el cariño de todos.
Hubo porrón rubio, porrón negro, fernet y brindis. Un gran monólogo del martu, a quien banco a muerte. Sabelo martu. Yo te banco.
Después, ya sin la presencia del gran canío, llegamos a la fiesta.
Pero como la fiesta es la parte menos trascendente de la noche, la hago corta: nos recibió henry mancini con su blackberry, el presidente de la nación con su segurirdad privada, los amibus de rombo que estaban en un excelente estado y por eso son nuestros amibus y el resto de la gilada.
Tomamos red bull con speed, hasta que lo hecharon al nino y montero me tiró encima un vaso de fernet. Entonces ahí nos dimos cuenta que dabamos asco una vez más.
Total ya sabemos. La fiesta es la careta.
Pero en lo de salas está el tango.