viernes, 7 de diciembre de 2007

r.a.m.o.n.e.s.



16 años tenía el 16 de marzo de 1996.
16 años y 2 meses. Ni un día más, ni un día menos.
Junto a mi amigo el javi, conseguimos el permiso de nuestros viejos.
Fuerte, para esa época. Viajar solos a la cancha de river y a semejante evento.
Por aquellos años, me miraban raro en el colegio, por andar con remeras de los ramones. No era como ahora, que las bandas proliferan, por youtube y rapidshare.
Nones. Antes había que esperar que pasaran los temas por la radio mientras uno tenía apretados los botones de play y rec. O comprarse el original, porq no existían las grabadoras de cd. Me acuerdo que yo ahorraba y me iba a edén. Así volvía a mi casa en el 42, esperando para escuchar mondo bizarro, acid eaters o loco live en el discman, que era de uso familiar y estaba adaptado al equipo que no traía compactera.
Más o menos un mes antes del primer acorde en river, la tele mostraba graves incidentes en el microcentro porteño.
La coca, en una promo de tapitas, había prometido entradas. Y el asunto se desbordó.
La cosa es que el país empezó a hablar sobre ramones, esos cuatro flequilludos que parecían enfermos y provocaban enfermedad.
En estados unidos no llenaban nada. Eran grossos, muy grossos acá, un poco en brasil y un poco en japón. Después, el tiempo (y quizás la muerte) les daría reconocimiento.
Hay una gran diferencia entre hacer música y hacer historia.
Ahora se avivan, putos.
Nunca me voy a olvidar de durango 95, esas camperas de cuero subiendo al escenario, a la luz de un seguidor, y la dulce melodía que solía darle emoción a los comerciales del camel trophy.
Con javi estábamos descansando en la platea baja, después de mirar al viejo iggy pop sin llegar a disfrutarlo lo suficiente, culpa de la inmadurez y el cansancio. Antes habían estado superuva, dos minutos, attaque y die toten hosen.
Ya les tocaba.
Subieron ellos y nosotros bajamos, corriendo, al pogo más feliz de nuestra adolescencia.
Pet cementery. The kkk took my baby away. Somebody put something in my drink.
Fa. Todo eso, tan cerca de los marshall.
gruacias aryentinaa y audiós aumigos!!” dijo joey.
Los ramones se acababan para siempre y abajo, quienes éramos sú público, nos abrazabamos y llorabamos desconsolados.
Pensar que ellos se odiaban y se deben haber ido cada uno a su camarín, sin siquiera mirarse a los ojos.
No importa. De ese 16 de marzo del 96 yo no me olvido.
Y cada vez que alguien grite “hey ho” yo voy a responder con un "LET´S GO!"
Y voy levantar el puño bien alto.
Y me voy a acordar que estuve ahí.

3 comentarios:

fulano/martínvillarroel dijo...

No te quiero cagar la joda, pero no te odio. Es algo parecido a envidia, la misma envidia de no haber nacido para ver a marley en algún barsucho de jamaica o a los clash en un londres adolescente. Pero bue, soy lo que soy y me toca vivir esto, no?
Me alegro por vos, que sos un pibe re-loco y así y todo te quiero. Cada vez menos, pero te quiero.

sensemina dijo...

yo, que pertenezco a casi casi la misma genera-cion del fulano, opino que a mi genera-cion le falto un poquito de... eso?

Alexandra dijo...

Que envidia... yo me tengo que conformar con haber visto a Marky Ramone con Mickey Leigh