mis tatuajes.

Bueno, acá está!
Lo encontré.
Mi primer tatuaje.
Omóplato izquierdo. 1996.
Va por sus doce años, qué abuso.
Gronchassssso, eh?
Fulano supo definirlo como “el gaucho pornográfico ese que tenés en la espalda”.
Más de uno me dijo que si entro a cualquier cárcel del país con este tatuaje, los presos me van a discriminar por tener un tatuaje tan horrible.
Pero saben qué? yo lo quiero mucho.
Ya no me gusta, es cierto, pero lo quiero mucho y lo llevo contento.
De una.
Me lo hice después de pasar un verano en un campo de la patagonia.
Un campo en serio, con casa a 10 km de la ruta y a 60 km del pueblo más cercano.
Si gas, sin luz, sin señal de celulares. Bah, en esa época no existían los celulares.
Volví como loco de ese viaje y me tragué el martín fierro. Y la locura siguió con esto.
El diseño, que por estas épocas es muy poco estético, me lo dibujó un compa de la secundaria. Y en aquel momento era lo más.
Yo al tatuaje lo quiero porque cada vez que lo veo, me trae imágenes y recuerdos muy lindos.
Van dos. Faltan 5.