miércoles, 7 de noviembre de 2007

feliz cumple, ejemplo.





Qué fácil que la tenemos algunos.
Vamos por la vida caminando calles asfaltadas, o manejando autos con aire acondicionado y tapizados de cuero.
Nos quejamos del frío para inmediatamente girar la perilla de un calefactor, acostarnos en un sommier y taparnos con un acolchado de pluma. Ahí, mientras vemos tele, nos damos el lujo de cambiar la queja por un “qué lindo frío para dormir así, tapados”.
Buscamos carne en la carnicería, pollo en la pollería, verduras en la verdulería.
Pagamos y ya. tan simple como eso.
Compramos agua finamente gasificada. En botellita.
Después vamos al baño, que queda adentro de nuestra casa.
Ahí mismo, después de consumado el hecho, tiramos la cadena.
Cuando necesitamos decirle algo a alguien mandamos un mail, un mensaje de texto, o llamamos por el celular, desde donde estemos. En 5 minutos resolvemos.
Menos de lo que se tarda en ensillar.
Con nuestras cámaras digitales le sacamos fotos a la nieve.
Y, bastante maricones, nos alteramos si el viento nos despeina.
Qué fácil la tenemos.
Pero a vos viento… a vos quería llegar.
Te sabés perdedor, viento.
Ganaste guerras. Tiraste muros. Rompiste estructuras.
Acá y en el mundo.
Evolucionaste.
Pero sabés que hay alguien con quien no podés ni vas a poder.
Alguien que corre mucho más rápido que vos. Y que tiene el valor de levantarse todos, todos los días. Y no sólo los que le da la gana, como hacés vos.
Asumilo, viento. Es más fuerte que vos.
No la vas a voltear.
Mirá que intentaste. Y seguís intentando.
Le pediste ayuda a tu amiga la nieve, a la lluvia, al calor.
Buscaste como aliados al dolor y a la mismísima muerte.
Hace mucho y hace poco.
Pero no hay caso.
Sabés qué, viento?
Todo eso se te va a volver en contra.
Y ya no vas a tener resto para mover, ni siquiera, una hoja en otoño.
Hoy, ella, se va a burlar de vos como lo hizo toda su vida.
Va a soplar una vela, una más, en ese rito irónico que todos los años repite, haciéndote recordar que te sigue ganando por goleada.
Entonces, cuando ella termine de soplar, la gente que la quiere va a aplaudir, como todos los años.
Quienes estén físicamente a su lado, se darán el gusto de darle un beso inmediato.
Otros, a la distancia, vamos a emocionarnos.
Respirar hondo y enorgullecernos.
Porque tenemos un ejemplo.
Después, vamos a sonreír.
Y vos viento, te vas a ir silbando bajito.
Asumiendo tu eterna derrota.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Juani! ahora mi cuñado oficial porque es el "esposo" de mi hermana..Ya no lo veo tan seguido, antes por lo menos lo atendía por teléfono seguido, ahora ya no...y se extraña eh? está viviendo con mi hermana, y eso hace que la casa esté muy vacía. En fin.. se lo extraña (y a su esposa también) muy buen cuñado, muy bueno..como lo son el resto. Beso grande juani.

Anónimo dijo...

por Dios...me has hecho emocionar con este relato de supongo una abuela muy querida...sin palabras