viernes, 9 de noviembre de 2007

ritual. rio IV 2007.


En este bosque donde los árboles son viejos, tocó el miércoles la banda que nos llena la sangre de calor, de esas sensaciones que nos agitan y que vuelven… siempre.
Fue un ritual con todas las letras, me parece.
Las obligaciones nos llevaron a un viaje de ida 100% rescatado, pero no por eso menos piojoso.
Un inevitable bondi de línea atravesando un cielo oscuro. Viene la tormenta y aquí espero yo. Me siento protegido por un amigo del alma en el asiento pegado a mi izquierda. También me siento en paz, gracias a las melodías de azul.
Llegando a rio IV se ven los colectivos de los chicos… saludo en mi mente a la gente querida.
Algo de cosquillas, algo de miedo, mucha alegría.
Y ya estamos adentro y el lugar es realmente muy bonito.
Trepamos alambrados y soy feliz porque nace un nuevo ritual.
En esta vida es feliz el que disfruta lo simple, y a eso lo sabemos.
Trapos viejos para sostener el trapo nuevo. La metáfora no es poca cosa.
Por algo al lado están andalgalá y la calle 9.
Esa tribuna no fue fácil… un poco violenta, un poco agresiva, muy dolorosa.
Después llegará el momento de decirle al mati que el que mata los sueños merece una condena y que cumplirla es un gesto digno.
Al menos la parte que a uno le toca.
Pero toto es toto y aparece para un abrazo de esos necesarios, oportunos, piojosos.
Y ya estamos también con juancito, como si el anfiteatro fuese una esquina de muller. Y entra laucha cantando Jiménez, para regalar otro abrazo que reconforta. Y todo se vuelve más celeste.
Dame, dame, dame, dame un poco de tu paz.
Y están tocando, entonces todo se vuelve fiesta.
Y pacífico, taxi boy, desde lejos, civilización, babilonia.
Hasta que llega tan solo y el laucha que dice que “en mis hombros te llevaré”.
Entonces ahí estamos, bien cerca, con esa banda que cuando devuelve miradas, devuelve alegría y devuelve la vida en gotas.
La inesperada te diría… en dos cuotas. Y mati agarrándose los pelos, como suele hacer.
Mientras canta micky hay palabras para cambiar la suerte, entonces la paz sí que llega y la noche se vuelve mucho más linda.
Y empieza entonces otro ritual.
De esos que llenan, como bicho de ciudad.
Mirar la bandera en cada tema hace bien, gusta, se disfruta. Y eso es nuevo.
La de muller que se despliega bien adelante preguntando y quemás?
Todo es tan pero tan piojoso que suena blues del gato sarnoso, zapatos de gamuza azul, una armónica increíble en vine hasta aquí, un morella más morella que nunca y los sones de murga en muévelo.
Bailamos felices.
Y hay que volver a la tribuna para treparse en buenos días palomar.
Y la omisión de ciro es tan alevosa que causa risa.
Y no te asustes, mati, si me río como un loco.
Se termina otro ritual… nos vamos sin zapatillas pero no nos vamos solos.
Un par de días después, la foto de la página cambiará la suerte del trapo.
La nuestra, ya sabemos, dependerá del día.
Porque cada uno trae su color.

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