jueves, 15 de noviembre de 2007

las opiniones del rufián melancólico.



Yo estaba celoso.
¿Sabe usted lo que es estar celoso de una mujer que se acuesta con todos?
¿Y sabe usted la emoción del primer almuerzo que paga ella con la plata del mishé?
¿Se imagina la felicidad de comer con los tenedores cruzados, mientras el mozo los mira a usted y a ella sabiendo quiénes son?
¿Y el placer de salir a la calle con ella prendida de un brazo mientras los tiras lo relojean?
¿Y ver que ella, que se acuesta con tantos hombres, lo prefiere a usted, únicamente a usted?
Eso es muy lindo, amigo, cuando se hace la carrera. Y ella es la que se preocupa de que usted consiga otra mujer para que la explote, ella es la que la trae a su casa diciendo: "vamos a ser cuñadas", ella es la que varea a la primeriza para que levante únicamente viajes para usted, y cuanto más tímido y vergonzoso es usted, más goza ella en destruir sus escrúpulos, en hundirlo en su basura, y de pronto... cuando menos se acuerda se encuentra enterrado hasta los pelos en el barro... y entonces hay que bailar.
Y mientras la mujer está metida hay que aprovechar, porque un día le da una viaraza, enloquece por otro, y con la misma inconsciencia con que lo siguió a usted se sacrifica de nuevo.
Me dirá usted: ¿para qué necesita una mujer un hombre? Más, desde ya le diré: Ningún dueño de prostíbulo va a tratar con una mujer. Con quien trata es con su "marlu".
El cafishio le da a una mujer tranquilidad para ejercer su vida. Los tiras no la molestan. Si cae presa, él la saca; si está enferma, él la lleva a un sanatorio y la hace cuidar, y le evita líos y mil cosas fantásticas.
Vea, mujer que en el ambiente trabaja por su cuenta termina siendo siempre víctima de un asalto, una estafa o un atropello bárbaro. En cambio, mujer que tiene un hombre trabaja tranquila, sosegada, nadie se mete con ella y todos la respetan.
Y ya que ella, por un motivo o por otro, eligió su vida, es lógico que por su dinero pueda darse la felicidad que necesita.
Claro, para usted todo esto es nuevo, pero ya se va a ir haciendo. Y si no, dígame: ¿cómo explicar que haya fioca que tenga hasta siete mujeres?
El tano Repollo llegó en sus buenos tiempos a tener once mujeres.
El gallego Julio, ocho. No hay francés casi que no tenga tres mujeres.
Y ellas se conocen, y no sólo se conocen, si no que saben vivir juntas y rivalizan en quién le da más, porque es un orgullo ser la preferida de un hombre que los sosiega a los pesquisa más prepotentes de una sola mirada.
Y pobrecitas, son tan locas, que uno no sabe si compadecerlas o romperles la cabeza de un palo.


los siete locos / roberto arlt

1 comentario:

sensemina dijo...

Nada mejor que descibir a un hombre como rufian melancolico. Melancolicos porque todavia creo que tienen algo de corazon. Algo.
Rufianes, porque me tienen harrrrrta.
Ya lo he dicho, mi camino es el autismo. No me va la lesbianez y mucho menos la monjeza. Autismo, escape perfecto.
Proximo titulo de mi primer corto, ademas.